Viajar a Perú en tiempos del Covid

Hay gente que va a Perú buscando aventura, para nosotros llegar a mi país en 2021 se convirtió en una aventura.Hacía más de tres años que no veíamos a mis padres ni a mis hermanos y sobrinas. Nuestros hijos tampoco veían a su familia materna.

¿Qué tan loco era pretender ir a verlos justo un año después de la llegada del virus?

Primero pensamos en comprar boletos de avión para salir de Bélgica. Lo hicimos pues viviendo en el norte de Francia, el aeropuerto de Zaventem está más cerca que el de París para nosotros. Luego nos informaron de que solo los belgas y residentes belgas podían regresar por ese aeropuerto. Tuvimos que pedir un reembolso y buscar pasajes vía Francia. Obviamente todo esto significó horas y horas de tiempo, trabajo y muchísimo estrés.

Luego venía el tema de las vacunas, claro. Los padres nos hicimos vacunar, y luego procedimos a completar la interminable lista de trámites administrativos para salir de Francia y para entrar a Perú. Siempre con la incertidumbre de que mi país salga de la lista naranja y entre en la roja. O que Francia no nos deje salir, o que Perú no deje entrar aviones extranjeros. O que nos pidan más pruebas, requisitos y papeles, de ambos países.

Por fin el día esperado llegó y luego de 12 horas de vuelo (con doble mascarilla) llegamos a Lima. Luego de un periodo largo sin haber estado ahí durante la pandemia era un poco extraño, casi irreal. Los taxistas nos contaban cómo habían vivido la pandemia en la capital. Algunos tenían anécdotas de antología. Muchas eran tan trágicas pero la manera de narrar de los taxistas limeños las convertían en hechos tragicómicos.

En el hotel, el mismo de toda la vida y que a mis hijos les gustaba tanto por su desayuno buffet, tuvimos que conformarnos con comer en nuestra habitación. Se debía a protocolos de seguridad, nos explicaron. Un día después de haber descansado en Lima y de haber comido divinamente en un restaurante cercano, nos fuimos a Arequipa, mi ciudad natal.

Qué increíble sensación fue la de ver a todos de nuevo. Y que triste no poder abrazarnos por miedo a transmitirles (si lo tuviésemos) el virus. En Francia se había decretado ya no usar mascarilla en la calle pero en Perú aún no así que de nuevo a usar mascarilla y dos si queríamos entrar a alguna tienda.

Pese a las restricciones pudimos hacer excursiones en Arequipa, ir al Cusco, ver Machu Picchu, recorrer caminos por el Valle Sagrado, compartir con la familia. Como si fuera poco, el clima siempre estuvo seco y tuvimos mucho sol.

Al partir tuvimos que cumplir con formalidades (esta vez menores) relacionadas con el Covid. Al irnos solo nos hacíamos una pregunta: « ¿Cuándo podremos regresar de nuevo? » Es que ir a Perú es una experiencia maravillosa, emocionante, humana y trascendental. ¡Si tan solo pudiésemos estar más cerca!

A continuación una selección de fotos de nuestro viaje:

Si como nosotros llegas de lejos, todo comenzará en Lima.
Reserva de Salinas y Aguada Blanca en Arequipa.
Eucaliptus en Q’enco, Cusco.
Andenes en Pisac.
Calle en Cusco con la bandera del Tahuantinsuyo o imperio de los incas. Fue creada 5 años antes que la otra que se parece tanto.
Andenes circulares en Moray.
Detalle mural en Pisac.
Colores naturales de tintes naturales en Chinchero.
Salineras de Maras.
Rumbo a Machu Picchu en tiempos del Covid.
Es mágico y maravilloso. No necesito decir más.
Camino en Ollantaytambo.
Nevado Huacayhuilque o Verónica (5893 m.s.n.m.).
Cacao peruano en Quillabamba ¿Sabías que el cacao también es una planta oriunda del Perú?
Delicioso paco con plátano, yuca y encebollado. Quillabamba.
Jóvenes refrescándose en las Siete Tinajas (Quillabamba).
Mandarinas y carambolas en Yanay (La Convención).